junio 14, 2006

62R Festival 2006 > ¡UN ÉXITO!

Concluyó el 62R Festival 2006 el domingo pasado. Échenle ojo al [blog] del mismo, para tener más información.
Por lo pronto subrayamos el éxito que tuvo el evento, pues no sólo fue muy concurrido por la colonia y por much@s visitantes, sino que además alcanzó los objetivos:
Primero, la participación en la organización y gestión del evento fue grande en términos numéricos y de calidad. L@s que hicimos el Festival, l@s del colectivo BlackPato, fuimos acompañados durante tres días por vari@s vecin@s de la Colonia que nos apoyaron. A tod@s ell@s, un agradecimiento especial de nuestra parte.
Segundo, a pesar del intento de desalojo que sufrimos pocas horas antes de empezar - el viernes 9 de junio -, el Festival, sin permiso de las autoridades, se legitimó con el apoyo de la Colonia, con la presencia de nuestra gente en la canchita renovada del Festival, se legitimó con el deseo y la imaginación que dotaron de vida al camellón de Av. de las Torres en Amplación Tepepan. Para nosotr@s, esta legitimación es invaluable. Sabemos hoy, que la Colonia necesita de estos momentos y espacios y supo, a su manera, crearlos y recuperarlos. Las autoridades, según tan apegadas a la legalidad, tuvieron que rendirse a la legitimidad proporcionada por la gente.
Tercero y último, BlackPato pudo presentarse ante la comunidad. Somos zapatistas, porque en el ejemplo de las comunidades indígenas zapatistas encontramos nuestro espejo. Porque en ellas encontramos el ejemplo a seguir y a adaptar la auto-organización y la autonomía que buscamos. Que quede claro, el zapatismo para nostr@s es esto: autonomía y auto-organización. Autonomía de l@s de arriba y auto-organización de l@s de abajo. Y no es por falta de confianza en las autoridades, sino a la esperanza de que est@s sujet@s - que dicen gobernarnos -, puedan algún día atender las reales exigencias de l@s de abajo, esperanza que en nosotr@s ha muerto desde hace mucho tiempo. Ahora la esperanza que vive es la de que abajo se geste el futuro de esta Colonia, de esta ciudad, del valle en el que se encuentra, de este país, del mundo entero que lo rodea.
Vaya, de todo esto hemos reafirmado una cosa: ¡no tenemos que pedir permiso para ser libres!

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