enero 05, 2006

62r > número 005

Privatizaciones
¿cómo se come?

Desde hace tiempo, desde hace algunos años, se ha empezado a escuchar más y más seguido el término "privatización". Se le escucha en relación a muchas cosas y momentos. Cuando hay alguna protesta pero también cuando hay alguna "reforma" por parte del gobierno. Sin embargo siempre difícil es entender qué significa privatización o, más bien, privatizar. Es evidente por ejemplo que hablar de privatización es hablar de algo privado. Y si se habla de privado hay que hablar de público. Público y privado entonces, dos caras de la misma medalla, dos opuestos que representan dos maneras de ver las cosas, dos enfoques a la realidad, dos visiones del mundo.

Generalmente por público hacemos referencia a todo lo que a lo largo de las últimas décadas- en algunos casos, en el último siglo -ha sido considerado bien colectivo, bien de la ciudadanía, en fin, bien del Estado. En esta consideración, entonces, tendemos a excluir las pertenencias de cada uno de nosotros, pero seguramente incluimos un largo listado de bienes y servicios que pertenecen a todos y cada uno de nosotros, los ciudadanos. A lo largo del mismo lapso de tiempo, los ciudadanos lograron hacer que lo "público" fuera administrado y controlado por ese enorme “pacto social” que a todos nos incluye, el Estado. Ésta misma institución -cada vez administrada por personas diferentes- representa la colectividad y cumple la voluntad de la mayoría.

Por el otro lado, observamos a lo "privado" y lo podemos entender - ahora en contraposición a lo "público" - como todo lo que siendo de pública utilidad pertenece a un sólo ciudadano o, en todo caso, a una asociación formal de estos, es decir una sociedad empresarial. Son de pública utilidad las fábricas, las oficinas comerciales, los restaurantes, algunos centros de salud, algunas escuelas, las redes telefónicas, etcétera. Sin embargo, pertenecen a un sujeto privado.

Ahora bien, los hospitales existen y las escuelas también. Existen las fábricas y los restaurantes. ¿En qué me toca entonces que unos sean públicos y otros privados? Una pregunta que normalmente no nos hacemos, pues utilizamos el servicio y ahí se acaba. Sin embargo, si bien lo pensamos, hay implicaciones de fondo que tenemos que tomar en consideración. Antes que todo, la lógica que rige las dos soluciones. A nivel más teórico, resulta evidente el interés colectivo de lo "público" y el interés particular de lo "privado". En otras palabras, es evidente que en el primer caso, se busca el interés de todos y cada uno de nosotros, el servicio se proporciona para que pueda aportar beneficios para todos. En el segundo caso, el interés particular es el privilegiado y éste se relaciona con el dinero. Se instaura, dicho de otra manera, una relación vendedor-cliente. Un hospital privado puede que esté pensado para servir de la mejor manera a sus clientes, sin embargo, el interés del propietario es que el negocio funcione, y un negocio funciona cuando produce dinero. Cuando esto sucede entramos a otro mundo de conceptos e ideas y éste es el mundo de lo justo y lo equivocado. Es el mundo de la ética, porque hay que preguntarse ¿De qué es permisible ganar dinero y de qué no?

Hace unos días, caminando en las calles de la colonia, un niño, joven estudiante de secundaria, me preguntaba quién inventó el fuego. "El fuego no se inventó, sino que se encontró la manera de producirlo", le contesté. El niño se quedó pensando y en un momento se conformó con la respuesta. Sin embargo yo no. Y seguí platicándole: "El fuego nadie lo inventó, pues más bien encontraron la manera de producirlo sin tener que subir hasta la boca del Popo para traerlo a sus casas. Lo encendían directamente en sus casas. Lo interesante es que nadie dijo 'el fuego es mío'. Al contrario, la manera de producirlo ha sido uno de esos logros de la humanidad y que la misma ha decidido compartir". Me quedé pensando en mis palabras. Porque si bien lo pensamos, hay muchas cosas que son logros de la humanidad y que por ende le pertenecen: medicinas, sistemas de purificación del agua, sistemas para producir mejor y más comida, conocimientos, y el listado podría ocupar todas las páginas de este periódico. Sin embargo, si busco algo de lo apenas mencionado descubro con mi gran sorpresa que tengo que pagar para tenerlo ¿Pero por qué? ¿Por qué si las medicinas sirven para salvar la vida, por qué si se descubrió la cura para el cáncer - que ataca a todos - no puedo gozar de ella si no tengo dinero?

Vivimos un mundo en el cual el Estado, esta institución que a todos nos representa, ha dejado de tener importancia. Hasta hace pocas décadas, el Estado servía para la administración de un territorio delimitado entre fronteras. Cada Estado controlaba una Nación, que tenía sus leyes y sus reglas, al interior del cual existía una economía y ésta competía con sigo misma. El mercado de la economía era ese territorio. Luego llegó la globalización. Fenómeno económico que antes que todo que se ha venido convirtiendo en fenómeno político también. La globalización existe desde hace siglos si la entendemos como red global de comunicación, interconexión entre lugares diferentes y distantes. Sin embargo desde hace relativamente poco, ésta ha cambiado de cara y de ser un mundo interconectado lo va transformando en mundo abierto que apunta a la homogenización. Lo importante, como demasiadas veces, es el aspecto económico. Porque si caen las fronteras y hablamos de un mundo globalizado, hablamos de las fronteras para las mercancías que hoy tienen mercado en todo el planeta y el mundo globalizado es aquello de las empresas, no ciertamente de las personas. Pero bueno, digamos que si caen las fronteras, el Estado como institución de control de las mismas, pierde sentido en su función primordial. De tal manera, el Estado deja de tener utilidad. Y si pierde utilidad no hay porque mantenerlo vivo. Estemos tranquilos, el Estado como tal tardará mucho en morirse, tanto tiempo que nosotros no tendremos la suerte de presenciar su funeral. Pero sí podemos ya observar hoy partes de él que van cambiando y nos dejan sólo recuerdos, esto es, que el Estado empieza a vender a privados parte de sus funciones.

He aquí, finalmente, el fenómeno de la privatización. Si el Estado administra los bienes y servicios públicos, al venderlos a un privado los hace ellos mismos bienes y servicios privados. O sea que los bienes y servicios públicos se privatizan.

Para que esto suceda, los gobiernos que administran el Estado y privatizan bienes y servicios públicos, tienen o más bien tendrían que pedirle permiso a su dueño histórico, o sea nosotr@s ciudadan@s. Pero la historia reciente enseña que esto nunca pasa. Así en los últimos años se vendió la televisión (y se creó TV Azteca), se vendió la red telefónica nacional (y se creó TELMEX) y habría muchos más ejemplos. Lo que sorprende es la razón oficial para que el Estado venda lo público al privado. Más que una razón suena a pretexto, y es: todos sabemos que el Estado no cumple con los servicios que debe proporcionar a la ciudadanía, los servicios públicos no son eficientes, al contrario, las grandes empresas son profesionales, eficientes, pues hay algunas que han crecido con su propia fuerza, deben de ser eficientes; y entonces ¿por qué no pedirles a estas últimas, las empresas, que gestionen los servicios públicos llevándolos a ser finalmente eficientes? Suena lógico.

Sin embargo, hay al menos tres argumentos que van en contra de esta tendencia: el primero, y el más obvio, el privado busca siempre el interés privado, o sea busca ganar dinero. Gestionar un servicio público enfocando la ganancia antes que todo puede resultar peligroso; el segundo, consecuencia del primero, confirma lo anterior con la experiencia: ¿a caso privatizar la telefonía pública ha mejorado el servicio? No creo, pues gracias a TELMEX podemos presumir, los mexicanos, el servicio telefónico relativamente más caro del planeta. Tercero, ¿por qué nadie ha propuesto hacer eficientes los servicios públicos? Parece, en efecto, que desde hace unas décadas los funcionarios públicos se han vuelto incapaces. Parece que es imposible tener un servicio público eficiente ¿Y quién lo dijo?

Ahora bien, tenemos una serie de servicios básicos que se han vuelto privados, que deberían beneficiarles a todos pero en realidad enriquecen a unos cuantos, que son gestionados por el beneficio de unos cuantos y entonces el dinero es lo que rige el servicio y no el servicio mismo para todos, que para ganar más abaratan el trabajo de sus trabajadores, que para ganar más compran materiales más baratos, en fin, la eficiencia se mantiene al mismo nivel de antes (o empeora) y al mismo tiempo unos cuantos salen beneficiados y las mayoría nos quedamos a secas.

Sin embargo, lo que estamos viviendo hoy, en estos años, es una evolución de la ola privatizadora. Porque ahora se busca privatizar bienes aún más importantes. Está por demás comprobado que la empresa privada busca ahora ganancia en lo que todos tenemos, gracias a Dios: la vida. Empresas multinacionales no sólo investigan hoy los recursos naturales, como plantas y animales, para sacar de ellos elementos para producir nuevas y más eficientes medicinas, buscan entre la naturaleza fibras para nuevas ropas, buscan en la naturaleza la intimidad de la vida (los genes) para crear plantas más resistentes, modifican la vida con elementos transgénicos (que por cierto nadie sabe aún que efectos puedan producir), investigan y finalmente sacan patentes de plantas que todos hemos siempre utilizado ¿Sabían ustedes que el frijol negro mexicano es patente de un hombre de Estados Unidos y que para poder plantar fríjol hay que pagar un impuesto a tal hombre? ¿Y qué pasa con el maíz? Lo mismo.

En Europa y en Estados Unidos -las regiones de este planeta que tienen el dinero para hacerlo- gastan cada año millones de dólares en investigación genética para descubrir qué nos enferma, qué nos gusta, qué nos hace bien, qué nos hace felices, etc.. Los resultados son entregados a empresas privadas que sobre eso ganan dinero y más dinero. A costa nuestra.

A mediados del mes de marzo se llevará a cabo en nuestra gran ciudad el Foro Mundial del Agua (del 16 al 22 de marzo). En éste, decenas de gobiernos y empresas privadas estudiarán el futuro del indispensable recurso para la vida, el agua. Creo que no hay duda: el agua es la vida y es un recurso natural que nos pertenece a todos. Sin embargo, hoy el agua nosotros la compramos embotellada y cuesta lo mismo que un refresco ¿Es posible esto? ¿Es posible que si me voy de paseo a la montaña y encuentro un arroyo tenga que pagar para poder beber? ¿No les suena raro a ustedes también?

Es raro, es extraño todo esto. Es extraño tener que pagar por algo que nuestra madre tierra produce para los seres que en ella vivimos. Es raro. Pero tal vez es más que raro. Es injusto. Sí, no es justo que tenga que pagar para algo que me hace vivir. Digo, pago un lujo, pago si quiero tener un automóvil último modelo. Pero lo que me hace vivir, literalmente, no se puede pagar. Y entonces ¿qué es lo que pasa?

Se me ocurre una fea similitud: cuando secuestran a una persona, para que la liberen normalmente hay que pagar un rescate. Se paga para vivir en esa terrible circunstancia ¿A poco no es lo mismo? O sea que mañana tendré que pagar para poder beber agua, para poder vivir. O sea que hoy tengo que pagar para plantar una planta que me da de comer. O sea que hoy tengo que pagar para medicinas tan sencillas que evitan la muerte ¿A poco quienes están privatizando nos tiene secuestrados a todos?

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¡Ya nos comimos las elecciones!

Estamos en pleno período electoral.

¡Uff!

Otra vez.

Tener que aguantarse las palabras de decenas de personas, diciendo lo mismo, repitiendo lo de siempre. Una y otra vez. Ellos no se cansan, pero yo sí. La verdad ya no aguanto más platicar sobre cosas tan abstractas, tan lejanas o demasiado cercanas que de repente se convierten en cosas sin sentido. Sin sentido del pudor, antes que todo, porque la verdad hasta me siento ofendido a veces por esa forma tan burda de quererme convencer de algo. Ese algo que finalmente se convierte - en su peculiar punto de vista -en la preferencia que expreso un día cualquiera de julio en la urna electoral. Máquina expresa votos que ni siquiera serán contados (como siempre ha pasado), fraude tras fraude, engaño, burla, mercadotecnia, dinero, transa... ¡Uff!

Estamos en pleno período electoral. Los tres candidatos a presidente, los cientos y tantos candidatos, diputados, locales, federales, y quién sabe que otras demarcaciones. Lo impactante resulta ser finalmente el bombardeo informativo, de colores y lenguajes. Lenguajes, por cierto, muy parecidos entre sí, mismas palabras, misma tonalidad de voz, mismos colores.

La campaña electoral como lugar de debate público, confrontación de ideas y alternativas. El foro, en donde se discutía y se decidía el futuro compartido de una comunidad. Esa era la res publica, la cosa publica, la República. Y esos que discutían eran ciudadanos de ese foro. Todos los que en él presenciaban. Y lo que hacían era la "política", el interés de la polis, la ciudad, la comunidad. Pero ¿para qué explicarles esta cosa, este asunto a los que hoy pretenden debatir el futuro de este país, de estos Estados, de estas delegaciones, de esta colonia, de nuestra comunidad? La historia reciente nos enseña que las cosas han cambiado, y hoy los jefes de Estado, los congresos locales o federales y muchos, la mayoría de los que hoy nos piden el voto, no son los que deciden, no son los meros, no son, en fin, el meollo del asunto. Ese lo encontramos en otro lado, muy cerca, pero hay que desviar tantito la atención para verlos.

Vivimos en un mundo en el cual el ejercicio del poder ha cambiado. Los gobiernos de los conocidos Estados-naciones -México, entre ellos- han perdido soberanía con respecto al ejercicio del propio poder político. Los que hoy discuten no son los gobiernos, no platican los jefes de Estado para decidir el problema migratorio, o no son los congresos que discuten las reglas, porque los tres hoy solo ratifican. La ratificación formal, ya burocrática, de decisiones más importantes de la voluntad de un pueblo. La "economía globalizada a la neoliberal", la receta que logra desplazar las decisiones a puntos invisibles, en los cuales están todos y no hay nadie. Hoy la política responde a los intereses de la economía globalizada misma que no se ve, que parece no tener una ubicación geográfica. Los grandes poderes transnacionales, supranacionales, constituidos antes que todo por poderosos grupos económicos, las grandes empresas, sus intereses y su capacidad de imponerlos. Hoy los negocios de muy poca gente, dueña de grandes corporaciones empresariales, de tamaño extranacional, deciden las políticas económicas de muchísimos países en el planeta, deciden los programas de los gobiernos, deciden que meter al mercado, deciden qué comemos, lo que bebemos, la forma de la ciudad en la cual vivimos, los servicios que nos tocan como ciudadanos.

Poderes más poderosos que la voluntad inclusive de un Presidente de la República. Los que deciden hoy son los poderes del dinero, poderes que, entonces, deciden la clase política por la que mañana vamos a votar. Intereses grandes que corrompen intereses más pequeños, a veces muy pequeños. El dinero que da hambre de poder. Hoy decide el que tiene dinero y se decide por lo que le hace ganar más dinero. No importa quien caiga, no importa quien sufra. La receta neoliberal.

¡Uff!

Frente a la pantalla pensamos en estas cosas, y mientras, en la ciudad que nos rodea los problemas siguen, y la vida sigue siendo maltratada. Sentado en el sillón, bajo la mirada a las manos abiertas sobre mis rodillas. Una tiene la píldora roja. La otra tiene la píldora azul. Escojo, levanto la mano izquierda y trago la píldora. Me levanto y me echo a caminar.

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“Ni una gotita, nada”

E: ¿Oye, y qué se siente? ¿Cómo es vivir sin agua? Que todos los días te levantes y que no tengas aguas hasta la noche ¿Eso cómo se siente Jenny?

J: Ay, se siente muy feo, porque sientes así como que te hace falta algo, como que ... te da así ... y cuando, cuando nos hace falta la agua es cuando más la quieres.

El problema de la escasez y de la contaminación del agua que enfrentó la colonia Ampliación Tepepan en los últimos cuatro meses llevó a un proceso organizativo por parte de las y los vecinos en la exigencia de respuestas y soluciones a la autoridades correspondientes; con sus aciertos y desaciertos, esta organización se sigue manteniendo activa y obteniendo logros importantes. Sin embargo, sucede comúnmente que frente a los problemas que se van presentando (sociales, familiares, etcétera) somos las personas adultas quienes tomamos un papel activo a la hora de pensar y enfrenar los conflictos, al buscar las soluciones y en el momento de tomar decisiones. Son muchas las razones que nos llevan a tomar esta postura: la responsabilidad, la preocupación por la familia, la urgencia por terminar con los problemas, pero sea por prisa, por amor o por la mejor de las voluntades, siempre hay algo que se nos olvida: preguntar a nuestras hijas (os) qué es lo que piensan y que soluciones pueden proponer.

Se dice que es nuestra obligación construir un mundo mejor para las generaciones jóvenes, se dice que las y los niños de hoy son la esperanza del mañana, pero el mundo está poblado por niñas y niños que también hoy por hoy lo viven, lo sufren, lo gozan, lo construyen; por niñas y niños que no son el futuro, sino el presente; que no son adultos en formación, sino personas con pensamientos, sueños e ideas que quieren y tienen que ser escuchadas para que, entonces sí, entre tod@s hagamos realidad el mudo en el que queremos vivir.

En este artículo rescatamos las experiencias y las opiniones de algun@s niños de la colonia sobre el actual problema del agua. Queremos agradecer a Jennifer, a Kevin y a Marco Antonio por su participación en este número de la revista 62R, por su confianza y por sus palabras. Gracias.

El problema del agua en sus propias palabras

Jennifer: doce años de edad, cursa el sexto grado de primaria, vive en la Calle Dos.

Kevin: doce años de edad, cursa el sexto grado de primaria, vive en El mirador.

Marco Antonio: doce años de edad, cursa el sexto grado de primaria, vive en El Mirador.

E: ¿Hace qué tiempo comenzaron a sufrir los problemas del agua?

K: Desde noviembre hasta febrero…

M. A: Es desde noviembre y hasta la fecha han surgido un poco de problemas, no se encuentra una solución a algo…

E: Oye ¿En los meses pasados en tu casa tuvieron problemas del agua?

J: Sí.

E: ¿Qué tipo de problemas?

J: A veces no llegaba, pero ... este ... una señora fue a hablar a la delegación y pues nos empezaron a mandar pipas, y ya después como hicieron la huelga en la noria ya, ya nos, este, llega la agua, pero en la noche nada más. Y ... pues mi mamá dice que, que debería de estar en todo el día la agua, y ahora en la casa de mi tío ya no tiene agua, cuando nosotros no teníamos el tenía y nos daba, y ahora que nosotros tenemos el ya no tiene, toda la calle cuatro ya no tiene agua. Y pues le tenemos que dar agua a mi tío porque tiene que comprar ... este ... de garrafón para tomar porque no tiene ni una gotita, nada.

E: En todo el día no tiene agua ¿Y tú tienes, a qué hora?

J: Como a las ... son las ocho.

E: ¿A las ocho de la noche tienes agua? ¿En la mañana tienes agua?

J: A veces llega y a veces no.

Dos problemas fundamentales: la contaminación y la escasez del agua

1) La contaminación: El primer problema que se presentó en nuestra colonia fue el de la contaminación del agua: en el mes de noviembre del año pasado en algunas casas empezamos a notar que el agua que salía de las llaves presentaba un color café, además tenía olor y sabor desagradable. Como la gente no sabía que el agua estaba sucia seguimos utilizándola para tomar, para hacer la comida, para bañarnos, para lavarnos los dientes, entre otras cosas. El resultado fue que muchas personas se enfermaron, entre las enfermedades que se presentaron fueron: infecciones estomacales (algunas muy graves), infecciones en la piel, en los ojos y en las encías. Jennifer, Kevin y Marco Antonio nos cuentan como vivieron el problema de la contaminación del agua.

E: ¿En tu casa el agua estuvo contaminada también, en tu calle?

J: Sí.

E: ¿Alguien de tu familia estuvo enfermo?

J: Eeeh ... mi tío.

E: ¿Qué tenía?

J: Le dolía ... le dio como vomito, se enfermó.

E: ¿Y estuvo muy grave o no?

J: Pues más o menos.

E: ¿Lo llevaron al médico?

J: No, fue a la farmacia de acá arriba y según le dieron unas pastillas.

E: ¿Y como cuánto tiempo estuvo enfermo?

J: Como una semana y media ... y también comentaron de que esa agua ... primero la señora dijo que esa agua no servía para tomar y nadie tomaba, y es lo que comentó este M., que si la agua servía para tomar. Y muchos decían que si la tomabas, este, te enfermabas.

E: Se sabe que anteriormente hubo el problema de la contaminación del agua ¿ustedes o algunos de sus familiares sufrieron ese problema?

K: Si, yo y mi hermana, fuimos a la llave para preparar agua y no nos dimos cuenta de que estaba contaminada, para entonces ya la habíamos probado y nos supo bien y al otro día amanecimos con dolor de estómago…

M. A: Yo presenté escalofríos ... este ... me enfermé de la panza, esto fue en el mes de noviembre, era algo estomacal y fuerte…

2) La escasez: Desde hace mucho tiempo, en algunas de las calles de nuestra colonia el agua es escasa, a veces no hay y cuando hay llegan en chorros muy pequeños; pero después de que el agua se contaminó este problema se hizo más grave, pues uno de los pozos que nos surte agua tuvo que ser cerrado ya que fue el que originó la contaminación, por lo tanto el agua de los pozos no contaminados se tuvo que repartir entre más personas y como resultado empezó a faltarnos el agua.

E: Aparte del problema de la contaminación ¿cómo sufren la escasez del agua?

K: Pues hay muy poca, nos llega muy poca.

M. A: Cuando fuimos a entregar un documento por lo de la contaminación del agua, estábamos bien con el agua, el problema era lo de la contaminación. Después de esto lo que pasa es que quitan el agua más tiempo de lo debido y ... este ... las personas ahora están molestas porque no hubo respuesta al documento de la contaminación y ahora nos quitan el agua, bueno pues, yo digo que aunque sea contaminada pero que la pongan porque algunas personas la necesitan porque no tienen agua.

¿Cómo afectaron estos problemas a las familias de Ampliación Tepepan?

La escasez y la contaminación del agua traen muchas consecuencias para la comunidad y para las familias: sabemos que si no tenemos agua no podemos realizar nuestras actividades diarias como bañarnos, asear la casa, hacer la comida, utilizar el agua para el inodoro, etcétera; si la poco agua que tenemos está sucia, su uso es muy limitado, es como si prácticamente no tuviéramos agua. Además de esto, los lugares muy concurridos, como las escuelas, comienzan a presentar importantes problemas que afectan la salud de las y los alumnos, pues para la limpieza de los baños y para el aseo personal se requiere gran cantidad de agua de la que no se dispone. El agua es un recurso fundamental para vivir, no podemos dejar de beber agua ni podemos sustituirla para preparar los alimentos, por lo tanto, hay que conseguirla de una u otra manera, necesitamos agua y agua limpia. Entonces, las familias comienzan a gastar más dinero para comprar agua u otras bebidas, dinero que se utiliza generalmente para otras necesidades, pero ¿y las familias que no tienen los suficientes recursos económicos? ¿cómo le hacen para comprar agua? Veamos como Jenny nos ayuda a pensar en estos problemas.

E: Y cuando supiste que el agua no estaba limpia dejaste de tomar esa agua ¿Y de dónde tomabas agua entonces? ¿Qué hacía tu familia?

J: Cuando yo vivía con mi abuelito igual así era, no había agua pero mi abuelito ... este ... le echaba gotas y de ahí ya tomábamos.

E: ¿Y a esta agua que salió sucia apenas le echaban gotas de cloro?

J: No.

E: ¿Y entonces de dónde tomaban agua?

J: Mi mamá compraba garrafón ... o a veces compraba ... este ... refresco o así, pero así de que mucho refresco, no.

E: ¿Y antes de que el agua estuviera contaminada ustedes comparaban agua de garrafón?

J: No, no comprábamos.

E: Oye ¿Y con la compra de los garrafones ... tu familia ha gastado mucho dinero en eso?

J: Sí.

E: ¿Tu mamá o tu papá han comentado algo de eso, que gastan en los garrafones, les han dicho algo?

J: Este, sí por que a veces mi papá dice que tenemos que comprar del agua que venden en la tienda, pero mi mamá a veces cuando no tenía dinero no le importaba si estaba sucia o no sucia la agua y se la tomaba.

E: ¿Y ustedes tomaban de esa agua?

J: No ... porque ella tenía que, que trabajar para comprar agua.

E: ¿Tenía que trabajar para comprar el agua? ¿En dónde tenia que trabajar?

J: Un señor .. este ... tío de mi amiga ... este ... ya esta grande y hace pan, entonces un día llegamos a vender pan mi mamá, mis hermanos, y de ahí ...

E: ¿En dónde vendían el pan?

J: Allá en Tulyehualco.

E: Oye ¿En tu casa tienen cisterna o tinacos?

J: Este, cisterna no, tenemos ... este ... como ... tenemos tres tambos, y ahí ya ...

E: Tres tambos ... ¿Y en la azotea no hay un tinaco?

J: Este ... apenas compro mi papá unos como ...

E: ¿Cómo esos? Los de allá arriba, mira ¿En tu casa hay de esos tinacos o cisternas en donde guardan el agua?

J: No es como ... es así como un ... como un tinaco algo que es así como cuadrado que tiene así como fierros y ahí arriba tienen una poquita de agua.

E: Ah ¿y esta en la azotea? ¿lo acaba de comprar?

J: Son cuatro que compro.

E: Compró cuatro ¿Y eso cuánto le costo más o menos?

J: Este ... un señor se los vendió hasta ... mmm ... como ciento cincuenta, no me acuerdo cuanto le costo, pero pues mi papá y mi mamá han planeado todo eso para ... pues, para tener agua.

E: ¿Cuándo los compró?

J: Este ... cuando, el primer día, creo que fue el primer día que llegó la pipa fue en enero.

¿Porqué no tenemos agua?

Desde que el problema inició y hasta el día de hoy, las autoridades nos han dado muy poca información sobre el problema, por lo tanto, la gente de la colonia hemos tenido que buscar las explicaciones por nuestros propios medios, pero ¿cuántas personas adultas no hemos tomado unos minutos para comunicarles a las niñas y a los niños la poca o mucha información que tenemos al respecto? Sea por lo que observan, por las conversaciones que escuchan o porque se les ha contado directamente, es un hecho que las niñas y los niños aunque poseen información, requieren distintas explicaciones para entender un problema que les afecta de manera directa.

E: ¿Y a ti te hubiera gustado ir a La Noria ese día en que cerraron las calles? ¿Te hubiera gustado ir?

J: No.

E: ¿Porqué?

J: Porque los de las combis y los de los carros no tienen la culpa de ... que no tengamos agua nosotros.

E: ¿Crees que hay gente que es responsable de que tengamos agua?

J: Alguna

E: ¿Cómo quién?

J: Este, pues la, la ... ¿cómo te diré? ... la señora que organizó todo lo de la huelga también nos lleva pipas, pero el señor que la maneja a veces no nos quiere dar suficiente agua porque dice “no les voy a dar agua porque luego ya se nos acaba y ya no tenemos para la demás personas”, y con la poca de agua que nos da no nos alcanza para todo.

E: Oye ¿Y tú porqué crees que no hay agua? ¿Qué unas calles si tienen y otras no? ¿Porqué crees?

J: Según dicen, “según dicen”, que ... que por decir, un día le toca a tal calle y al siguiente a la otra, y un día fuimos a, a preguntar y dicen que sí es cierto, que pues si hoy toca la calle dos, mañana la tres, y ya después a la cuatro y así ...

E: ¿Tú qué piensas de que no tengamos agua?

J: Porque ... este ... nos dan agua porque tal vez ellos saben que nos hace falta, pero así de que mucha mucha no nos dan.

E: ¿Porqué crees que no nos dan si nosotros la necesitamos?

J: Porque ... porque ... este ... ¿cómo se llama? ... porque según a veces ... este ... a los que les dan agua la desperdician, y a los que no les dan les hace mucha falta. Y ... a nosotros un tiempo no nos daban ni una gotita, nada. Y cuando nosotros ... este ... no teníamos agua, mi tío sí tenía y ahí nos ... él nos daba. Y a su casa nunca llegó una pipa, nunca llegó una pipa, ni en la calle cuatro ni en la calle cinco nunca llegó, y en la calle dos y en la calle uno sí les llegó varias veces las pipas.

¿Qué podemos hacer?

Todas las opiniones cuentan. Para pensar un problema y para darle soluciones las niñas y los niños tienen mucho que decirnos y las y los adultos tenemos mucho que aprender. Todas las opiniones cuentan.

E: Entonces tú crees que cuando tenemos agua no estamos conscientes de que debemos de cuidar el agua ¿Qué le dirías a la gente para cuidar el agua?

J: Que no la deben, que no la deben de desperdiciar porque cuando nosotros tenemos decimos “ay, mañana viene la agua, ahorita la tiro” y ya cuando no tenemos agua nos hace falta la que tiramos, y por eso deben de cuidar la agua.

E: ¿Y qué les dirías, entonces, a las personas que están encargadas de darnos el agua?

J: Que ... este ... que nos regalen otra poquita de agua porque si nos hace mucha falta. Pues si cuando antes nosotros no teníamos ni para la comida, nada, teníamos que comprar, bueno mi mamá compraba de cuatro galones o iba a pedir agua allá ... este ... con mi tío.

E: ¿Y cómo crees que le podríamos hacer la gente de la colonia para que esa personas se enteren de que necesitamos agua, de que el agua nos falta? ¿Qué podríamos hacer?

J: Pues comentarles a todos de que ... para tener agua, para tener agua tener que cuidarla, que no la tiren porque talvez la agua que tiremos la lleguemos a necesitar.

E: ¿Y ... cómo le decimos a la gente que está en la delegación, a las autoridades que los vecinos de Ampliación Tepepan necesitamos agua? ¿Cómo crees que nos podrían escuchar y que se enteren que si tenemos problemas con el agua?

J: Pues a veces no nos hacen caso ... y nos dicen que, que ellos no tienen la culpa y que ... pues nos empiezan a decir de cosas: que vayamos a la delegación, y vamos a la delegación y nos, y nos regresan a la coordinación, y pues talvez sí no nos quieren dar agua, pero ... a nosotros nos hace mucha falta.

E: Ustedes como piensan que se puede resolver este problema?

K: Aunque ahorita sigue así… Yo digo que de grande ya debe estar mejor, cuidándola no echándole basura ni químicos.

M.A: Se solucionaría con la unión de la comunidad. Tendrían que hacer unas como cisternas donde se almacene el agua de lluvia, que yo se que con el sol se filtra y ya no está sucia como cuando baja, y se puede utilizar. Que coopere con algo la Colonia si es que quiere contar con esto.



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